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cultura africana contemporánea

Zakaria Gnegne: El Cine en Burkina Faso

Autor invitado : Leo Lochmann (Africultures) 

Zakaria Gnegne es gerente del Cine Émergence, también llamado Cine Wemtenga por el barrio en el que está situado, en Uagadugú. Lochman discute con él acerca de la industria cinematografía en Burkina Faso, de los desafíos presentes y futuros y de la dinámica de las salas de proyección en la capital burkinesa, entre otros muchos temas.

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En su opinión, ¿cuál es la razón por la que las películas que funcionaban hace veinte años ya no funcionan ahora y son sólo las películas africanas las que tienen éxito?

La razón es muy simple: En los años setenta y hasta 1985 pocas familias de Ugadúgú disponían de una televisión en su casa. Con la evolución de las tecnologías, ahora la gente puede quedarse en casa gracias a los descodificadores y captar canales de televisión extranjeros, pudiendo acceder a muchas películas desde el propio hogar. Además los lectores de DVD han inundado las ciudades africanas. Un lector de DVD no cuesta casi nada; se encuentran lectores de VCD por menos de 500 CFA que contienen unas cincuenta películas americanas y no pasa nada si son de mala calidad.

Además, ¿ dónde llevaban en los ochenta los estudiantes y los alumnos del instituto a sus novias? Al cine. Y ¿después del cine? Volvían directamente a casa. A casi nadie se le ocurría invitar a su novia a tomar un refresco; sólo se iba al cine. Ahora, si sales por Uagadugú, ves los maquis abarrotados. He tenido que decírselo a los responsables de la cinematografía de este país, en particular a la compañía en la cual trabajaba: les he dicho que no hemos sido capaces de adaptar la política comercial cinematográfica a la evolución de las nuevas tecnologías. Lo dejamos y nos superó; despertamos y nos dimos cuenta de que estábamos muy atrasados y de que era imposible recuperar el tiempo perdido. Eso es todo. Hoy la gente tiene varios tipos de diversión, de recreación, que no son el cine. Sin embargo, los burkineses se reconocen en su cine. Cuando vienen a ver Le Foulard noir, o Une femme pas comme les autresUn fantôme dans la villeSofia, piensan “¡ah! Me suena esta historia” y se reconocen en el cine. Cuando ven películas africanas, se sienten liberados, no necesitan seguir reflexionando. No es como con las películas de nuestros predecesores, Idrissa OuedraogoGaston Kaboré, que hacían películas de autor; nadie iba a ver estas películas, no funcionaba. Pero hoy la gente viene a ver las películas burkinesas, africanas, porque se identifica en ellas.Además, ¿ dónde llevaban en los ochenta los estudiantes y los alumnos del instituto a sus novias? Al cine. Y ¿después del cine? Volvían directamente a casa. A casi nadie se le ocurría invitar a su novia a tomar un refresco; sólo se iba al cine. Ahora, si sales por Uagadugú, ves los maquis abarrotados. He tenido que decírselo a los responsables de la cinematografía de este país, en particular a la compañía en la cual trabajaba: les he dicho que no hemos sido capaces de adaptar la política comercial cinematográfica a la evolución de las nuevas tecnologías. Lo dejamos y nos superó; despertamos y nos dimos cuenta de que estábamos muy atrasados y de que era imposible recuperar el tiempo perdido. Eso es todo. Hoy la gente tiene varios tipos de diversión, de recreación, que no son el cine. Sin embargo, los burkineses se reconocen en su cine. Cuando vienen a ver Le Foulard noir, o Une femme pas comme les autresUn fantôme dans la villeSofia, piensan “¡ah! Me suena esta historia” y se reconocen en el cine. Cuando ven películas africanas, se sienten liberados, no necesitan seguir reflexionando. No es como con las películas de nuestros predecesores, Idrissa OuedraogoGaston Kaboré, que hacían películas de autor; nadie iba a ver estas películas, no funcionaba. Pero hoy la gente viene a ver las películas burkinesas, africanas, porque se identifica en ellas.

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Tengo la sensación de que hay una excepción cinematográfica en Burkina Faso, hay una producción bastante más importante que en Malí o en Níger por ejemplo, y que además llena la salas, lo que no ocurre en los otros países. ¿Qué piensa al respecto?

A veces viajo a los países vecinos y efectivamente, ciertas personas me preguntan : “¿Cómo conseguís tener espectadores en vuestras salas de cine todavía?” Cuando escucho a la gente elogiar a los burkineses, respondo : “Lo que les ha pasado a nuestros vecinos puede pasarnos a nosotros también”. Actualmente, como profesionales del sector, ¿qué estamos haciendo para que se mantenga lo que hoy existe?

¿Se refiere al Estado?

Me refiero a la política del Estado pero también a los profesionales del sector. Hoy, cuando se reúnen, hablan siempre de la producción y únicamente de eso. No hay ayudas a la exhibición, ni siquiera ayudas a la formación. ¿Qué actor burkinés ha pasado por una escuela o se ha beneficiado de una formación? Todos se han formado en el terreno en pequeñas compañías de teatro. Una vez realizada una o dos películas, se creen que son increíbles: que se han educado, que se han formado… La gente piensa que eso que hacen es el oficio de actor y que no es necesario formarse.

¿Y eso tiene una implicación en la calidad de las películas o del trabajo de los actores?

 Creo que todas las películas que se hacen ahora, realizadas por burkineses, dejan que desear.

¿A qué nivel?

A todos los niveles: el guión, la actuación, que no funciona, incluso la puesta en escasa: hay muchas cosas que fallan en las películas. Yo creo que un director como… tal vez no sea necesario citar nombres… Hay algunos que, cuando se ven sus películas, no es posible aceptar que todavía cometan ciertos errores. No puede ser.

Sin embargo, este cine que tacha de mediocre consigue llenar las salas y estimula la economía cinematográfica del país.

Por eso tenemos que trabajar ahora para consolidar los logros del cine burkinés.

Hay una economía en marcha pero, ¿qué necesita?

Sí, hay una economía funcionando, pero una economía que no está estructurada, que necesita ser consolidada. Por ejemplo, a nivel de la exhibición : yo soy exhibidor, pero no he hecho una carrera de empresariales o de gestión, soy un técnico de cine. Pero el destino me introdujo en la gestión, en la exhibición. Intento formarme así, aprender cosas a través de la práctica. He luchado desde que soy gerente aquí para recibir una formación de exhibidor cinematográfico. Consigo buenos ingresos, pago las facturas, pero necesitaría saber cómo gestionar el poco dinero que gano. No tengo una formación de contable y no puedo contratar a nadie para llevar la contabilidad. Creo que un día voy a caer repentinamente en quiebra. Sin embargo, si se hacen bien las cosas, uno se cura en salud. La exhibición cinematográfica es mucho más complicada y compleja de lo que parece. No es como una tienda donde se compra tal o cual cosa. Creo que necesitamos una formación.

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Éste es un extracto de la entrevista original publicada en Africultures. Para ver la versión completa en castellano, visiten hagan clic en la web África es Cine.

 

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