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Antes de comenzar, les adelanto que la redacción de Afribuku está todavía perpleja con su álbum. ¿Podrían contarnos cómo nació Studio Shap Shap? No es un proyecto muy común en Níger…
Studio Shap Shap fue fundado por seis músicos, todos habitantes de Niamey desde hacía varios años, y nació de su voluntad de hacer oír una voz diferente de África. Somos cuatro nigerinos de las etnias peul, haussa y djerman, un chadiano y una reunionesa. Teníamos ganas de utilizar la tradición para superarnos y para hacer escuchar la voz de este país, Níger, que muy a menudo es confundido fuera con la vecina Nigeria. El objetivo era valorizar su desconocido patrimonio cultural y sus múltiples identidades. Studio Shap Shap también surgió de un deseo colectivo de mezclarnos, con nuestras diferencias, nuestros orígenes, confesiones, edades, influencias y hasta con los seis idiomas que hablamos dentro del grupo. A la vez continuamos siendo nosotros mismos, conformamos una unidad y tenemos una lengua común: la música.
Se nota una enorme multitud de influencias en la música de Studio Shap Shap. ¿Existe un claro referente musical para todos los miembros?
Perdone por responder con otra pregunta… ¿Qué entiende por un claro referente? Nuestro objetivo es mantenernos fieles a nosotros mismos, tocar de una manera diferente intentando producir sonidos poco habituales con nuestros instrumentos, experimentar, mezclar diferentes universos que se subliman, todo ello con un leitmotiv: Níger, el país donde vivimos. Nuestro referente: la receptividad. Nuestra actitud: romper los códigos, jugar con los géneros.
Cuentan entre sus componentes con el gran percusionista Oumarou Adamou y con el “molo” de Seyni Halidou, entre otros grandes músicos de diferentes naciones como la haussa y la songhai. ¿Cómo se inscribe esta nueva música en la tradición nigerina?
Esta nueva música realza el valor de sus grandes maestros y también de los instrumentos tradicionales que tocaban, típicamente nigerinos. La música de Studio Shap Shap está cargada de las sonoridades de la “douma”, el “molo” y la “komsa”, que dan este color de la música tradicional nigerina. No nos olvidemos de que dentro de nuestra música hay otras influencias folklóricas que se mezclan, que vienen de Chad, de la Isla Reunión y de Europa.
La base electrónica de “Château I” es muy visible. ¿Cómo ha sido el proceso de encuentro entre la modernidad y la tradición, por ejemplo, en una canción como “Sadaqa Blind Sisters” ?
¡Muy fácil! Nos conocíamos todos desde hacía ya algunos años. Somos simplemente un grupo de músicos donde los componentes se expresan a su manera, cada uno, con fuertes identidades que se comunican entre ellas. Resumiendo la historia de “Sadaqa Blind sisters”: se hizo en una única grabación, cuando ya se había concluido el álbum y el técnico de sonido había vuelto ya a Francia. En Niamey, nuestro equipo se había llenado de una energía increíble y creó “Sadaqa Blind Sisters” así, ¡en un “shap shap”! En menos de un día. Un encuentro magnífico de última hora.
¿Cómo creen que recibirá este álbum el público nigerino?
No sabíamos qué esperar antes de nuestros primeros conciertos. Pero de hecho, el público nigerino se ha mostrado entusiasta, contento al reconocer los sonidos familiares de instrumentos que forman parte de su identidad y también orgullosos de verlos brillar junto al piano, el bajo y los samples electro. En definitiva, nos hemos encontrado con un público sorprendido y también conquistado.
En “Indus” hay una base drum n´bass muy jungle, un estilo musical que no llegó a desembarcar en Níger durante los años 90. ¿Cómo han acogido los músicos este tipo de electrónica, que no es contemporánea?
Pues muy bien. Todos teníamos ganas de demostrar que podíamos enfrentarnos con géneros musicales diferentes, sí, pero que ya habíamos escuchado anteriormente. Para Studio Shap Shap es importante mostrar que podemos unirnos en la tradición y la modernidad, no hay por qué disociarlas para existir. Más bien todo lo contrario: no es necesario atarse a un género para definirse. Nos divertimos mucho al crear “Indus”. Como el resto de temas, fue algo inesperado, y eso es exactamente lo que buscamos. Siempre interpretamos a la vez que nos divertimos porque, ante todo, para nacer, la música tiene que ser un placer compartido.
Incluso en canciones más basadas en la tradición nigerina, como “Le Cheval d’Haro”, se escucha ese esfuerzo por romper el ritmo y llegar a un lugar musical nuevo. ¿Ha nacido un concepto artístico, un objetivo musical después de “Château I”?
Sí, el objetivo es mostrar que la música está en todo, en la poesía de los sonidos cotidianos, en la melodía de las frases no cantadas, en la musicalidad del mundo que nos rodea. Queríamos poner música en las palabras, sin cantar, restituirla de forma bruta. Simplemente decir, hablar y perpetuar así la tradición oral de este continente. ¿Un objetivo musical tras “Chateau I”? Compartir nuestra música, tocarla para el público, sorprender y reinventarnos. Por ello, en nuestros conciertos hemos tocado ya una buena decena de temas que no están en el álbum. Estamos ya metidos en el «después» y la materia que tenemos es densa.
El álbum fue grabado al aire libre, un gran contraste con la modernidad que se respira al escucharlo. ¿Se estaba buscando esa dualidad o fue algo espontáneo?
Lo grabamos al aire libre por una “necesidad musical”, de cierta forma fue algo buscado. Studio Shap Shap se creó al aire libre. Trabajamos en una especie de choza en la arena, rodeados de árboles, de pájaros de todas clases y de insectos, en el mismo corazón de Niamey. Este ambiente sonoro es protagonista de la identidad de nuestro grupo. De hecho, nos hemos buscado otro instrumento no tradicional: una grabadora a la que hemos bautizado “la crachouillette” [juego de palabras con «escupir», N. de la T.] y de la que hemos sacado todos los samples de “Chateau I”; son más de 12 años de grabaciones de los sonidos de Niger. Para grabar el disco, añadimos micrófonos solo para tomar los sonidos exteriores en directo, mientras tocábamos. Resultado: en un tema como por ejemplo ‘L’Hivernage’, los cantos del gallo y de los pájaros son grabaciones en directo y la voz del viejo es un “sample crachouillette”. «Chateau I» está repartido entre la instantaneidad y el recuerdo.
Los samples están muy extendidos por todo el disco, en “Hariéno”, “Ir Ma Koy”, “La Lutte”… ¿Se utilizan como un soporte para dar voz a las canciones?
Depende. Los títulos de “Chateau I” no tienen todos la misma historia ni se compusieron de la misma manera. En “Hariéno”, por ejemplo, los samples y el texto son el corazón mismo de la canción. El título retoma el grito de los vendedores ambulantes de agua, que gritan en djerma “¡agua fresca!”, “Hari éno!”. Hemos sampleado los gritos de vendedores de tarjetas de teléfono, de los chatarreros, etc. Los samples son la materia prima en esta composición a la que se ha añadido el resto.
En “Ir ma koy” los samples llegan mucho después de la voz de Boubé Diallo. Su presentación es la base, a continuación nosotros compusimos la música con el kalangou (instrumento de percusión tamién llamado «tambor parlante»), añadimos el molo y el piano y fue solo mucho más tarde cuando añadimos los samples de animales. Un pequeño añadido que tiene su encanto. Y en “La Lutte” casi se puede decir que dimos a luz un tema basándonos en las grabaciones de comentarios deportivos de la lucha tradicional nigeriana. En este caso la música se limita a dar color a los samples.
¿Cómo transportan su música para la reproducir en los directos? ¿Van a presentar el álbum fuera de Níger?
Somos independientes y Níger está bastante aislado en la escena musical, dos inconvenientes importantes para poder tocar fuera del país. Pero nosotros creemos en nuestra música. También estamos notando un entusiasmo hacia Studio Shap Shap, tanto en las redes sociales como por parte del apoyo de actores culturales en África Occidental y en Europa. Ya nos han difundido por varias emisoras de radio por todo el mundo, recibimos felicitaciones. También hemos sido invitados en Benín y Burkina para presentar nuestro álbum, y hemos sido recibidos con mucho entusiasmo.
Cuando nos movemos, llevamos siempre con nosotros nuestro universo visual, que se parece a la portada de nuestro álbum, con el reloj, los paños y el cuadro de I <3 Niamey y en el escenario estamos nosotros, los seis músicos de Studio Shap Shap, formando un arco, que es lo más parecido a estar en círculo en nuestra choza. El desafío es llevar nuestra música fuera de ella, más allá de Níger, más allá de África.
Después de la sorpresa de “Château I”, ¿que se puede esperar en el futuro de Studio Shap Shap ?
¿Qué esperar? Continuar compartiendo, tocando directos fuera de Níger, crear, buscar, renovarnos, reinventarnos y seguir sorprendiendo.
Aquí se puede escuchar el disco completo: