Sospechoso de haber provocado la pandemia de COVID-19, también es el animal que más sufre la caza furtiva en el mundo, algo que lo amenaza de extinción. Hubo un tiempo, sin embargo, en que el pangolín era respetado en África, teniendo una importante función simbólica para muchas comunidades. A las puertas de la era post-pandemia, ¿qué nos enseñaría este amable animal, si lo considerásemos desde la antropología, la cosmogonía o la ecología?
Por Sénamé Koffi Agbodjinou*
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En la escuela naturalista del Pangolín
Lección 1: Irreductibilidad
El pangolín es uno de los pocos animales para los que el cautiverio es literalmente insoportable. Se deja morir… No es posible, pues, hacer cría de pangolín. Este animal se resiste de forma radical a cualquier programación externa, lo que implica que su matemática es interna sólo en cierto modo; es decir, evade la «calculabilidad» y el rendimiento. Al no poder encuadrarlo en ninguna lógica del ciclo de reproducción del capital, el hombre «moderno» lo acecha permanentemente, a riesgo de extinguirlo. En la actualidad, existe un tráfico casi industrial entre África, donde se capturan los animales, y Asia¹. La prensa informa periódicamente de incautaciones gigantescas. El récord fue en febrero de 2019, con 30 toneladas de animales congelados interceptados en Malasia. El material que proporciona sirve a los sectores del lujo, la moda, medicina convencional y una determinada gastronomía refinada. De hecho, los altos precios de los platos en los que la sangre de pangolín es la base señalan un estatus social en algunos lugares.
En resumen, su irreductibilidad lo condena. Este oso hormiguero es hoy en día el animal que más sufre la caza furtiva en el mundo, por delante del elefante, el rinoceronte y el tigre. Inofensivo y discreto, está amenazado de una extinción silenciosa. La independencia por encima de cualquier precio es lo que se acaba pagando más caro, así es como funcionan las cosas.
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Lección 2 : Ecología.
Su desaparición alteraría fundamentalmente el ecosistema de las selvas tropicales. Al devorar hasta 70 millones de hormigas y termitas al año, el pangolín contribuye a controlar la población de insectos, lo estricto para cubrir las necesidades básicas de aireación y fertilización de los suelos.
Uníparo, es decir, que da a luz a una sola cría de cada vez, el pangolín se regula a sí mismo. Con un solo individuo por camada, tenemos aquí una reproducción bien moderada en un universo salvaje donde la norma es la fecundidad múltiple.
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Lección 3: Sentido moral.
Los Lele de Congo dicen que el pangolín es el único animal que muestra vergüenza. Según el dicho: «¿Acaso no agacha la cabeza como un hombre que evita mirar a su suegra?”. Y es que, ante el peligro, el pangolín se enrosca sobre sí mismo. Ser capaz de avergonzarse – algo que deberíamos recordar a la gente de nuestra época actual- es la evidencia de una cierta conciencia.
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La función simbólica (tal y como es conferida por los pueblos Kongo, en particular)
En el sistema de pensamiento africano, la función mítica de un determinado animal deriva tanto de la manera en que se nos aparece primariamente, de su observación empírica y de la unión de estas dos cosas. Los mitos corresponden, pues, a una formulación verbal codificada y fructífera de la experiencia parcial sentida, al servicio de un proyecto político más general. El bestiario se establece como la clave para comprender los numerosos enfoques combinatorios utilizados en dicha política, en particular los que movilizan la dualidad canónica: aldea, dominio humano / bosque, dominio del espíritu.
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Lección 4: Antropomorfismo y unidad, más allá de la zoonosis
El pangolín es el regalo que se hace a los reyes. Y es que él mismo es el rey, un reflejo de los reyes de los hombres. Los Lele, de hecho, lo llaman kum («jefe»).
Los soberanos (asimilados al leopardo) son metafóricamente seres del bosque, enviados entre los humanos por la comunidad de animales. Poseedores como tales de misterios, su posición está a la cabeza de las comunidades de hombres. El pangolín, un animal que se pone de pie y que camina sobre sus dos patas traseras, es una figura del hombre en el bosque. También tiene algún privilegio. Como «operador lógico (o más bien dialéctico) de la comunicación religiosa”² entre dos realidades, no se le caza inocentemente. Entre los Homba, primos de los Lele, donde su caza está sencillamente prohibida, pagan verdaderas multas ceremoniales por romper las «prohibiciones» en caso de violar por inadvertencia la integridad de un pangolín (o un leopardo). Entre los Luba, matar a un oso hormiguero (que puede ser asimilado a un pangolín, por análisis estructural) es tan grave como matar a un hombre.
Tanto el asesinato del rey como la caza del pangolín son ritualizadas, ambas deben servir al Ciclo. El rey y el pangolín son (por igual, alternativamente o sincronizados, quizá) los médiums por excelencia de la relación aldea-bosque, hombre-espíritu. El poder parcialmente vinculado a la fertilidad que se atribuye a la realeza sagrada en África está relacionado con el oso hormiguero.
«El pangolín es, en el sistema simbólico Lele, el estricto equivalente del rey sagrado (de los) Kuba, regulador tanto del orden cósmico como del orden social. La asociación del pangolín y la realeza (Rey o Reina) parece atravesar toda la zona bantú, ya que encontramos manifestaciones de ello entre los Lovedu del Transvaal«². Esta homología entre el jefe, el personaje más imponente, y un animal poco feroz, un oso hormiguero y tímido, puede observarse muy claramente, por ejemplo, entre los Rubuka de Nigeria y los BaTabwa del Congo Oriental ³.
Se establece así una vinculación, dentro de la naturaleza, entre aquello que parece más importante y aquello que parece más insignificante, más vulnerable. Y esto prescribe una ética: el cuidado de ambas cosas debe ser equivalente.
Para el cazador Lele, el pangolín debe ofrecerse a él, caerse del árbol él mismo y acurrucarse a sus pies. El temperamento poco feroz se sublima aquí para evitar la depredación desenfrenada y para poner alguna medida en la punción que se puede hacer de él.
La oposición aldea-bosque no es el único límite teórico que el pangolín transgrede, permitiendo soldar esa frontera mediante la unificación. Parece estar en todas las encrucijadas, o fijado en la encrucijada de todo. Esto hace que la riqueza conceptual de este animal sea inagotable. Extraemos de ella principios de organización que son a la vez sociales, simbólicos y cosmogónicos. A través de él, por ejemplo, se introduce un sentido de parentesco de todos los seres vivos.
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Lección 5: Animal definitivamente «intermedio» (Totalidad)
El pangolín es un «monstruo taxonómico«: el único mamífero cubierto de escamas, con una lengua más larga que el cuerpo, una empuñadura casi humana al final de la cual hay… ¿garras o pinzas? Mejor que un absurdo ensayo de quimera: ¡el pangolín es un verdadero resumen del universo! Combina las propiedades de las criaturas acuáticas, celestiales y terrestres, e indica claramente el ideal no escindido que en el pensamiento africano debe animar todo significado.
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Lección 6: Poder alegórico (rotación)
La fascinación africana por el bestiario fantástico se desvela a través del arte negro. Allen F. Roberts nos recuerda en Animals in African Art que los animales más solicitados son los relacionados con la ironía y la paradoja más tangibles: «Por ejemplo, la hiena, con un dimorfismo sexual poco marcado, se caracteriza por su naturaleza a veces masculina y a veces femenina. O la serpiente, amorfa y virtual, representa todo lo que aún no ha adquirido una forma.»
Hay también una tendencia a la disposición que debemos relacionar con los mitos y su ecología del umbral. En este sentido, las máscaras antropozoomórficas compuestas, híbridas, más que la estatuaria, expresan hasta qué punto el hombre está atrapado en una red de vínculos con la naturaleza y lo sobrenatural, de dimensiones y universo más allá de los suyos, donde nada está aislado de nada. El mito es un soporte ficticio del Sistema del Mundo [4]: la máscara en movimiento es el soporte estético del mito. La función de una máscara abstracta será a veces la de manifestar seres míticos a menudo relacionados con instancias, fuerzas naturales, dinámicas cósmicas y permitirnos captarlos. La forma compleja de la máscara y su extensión en la danza es, por lo tanto, un mandato del mito. Se encarga del sistema combinatorio de relaciones. La imagen codifica lo real más allá del mito. Le prescribe una regla de materialidad. La máscara no está al servicio del mito, no lo sublima ni lo completa, sino que le ofrece una realidad.
Malraux expresa su intuición con razón: «La máscara africana no es la fijación de una expresión humana, es una aparición… El escultor no geometriza un fantasma que no conoce, lo provoca por su geometría, su máscara actúa menos en la medida en que se asemeja al hombre que en la que no se asemeja a él; las máscaras de animales no son animales: la máscara del antílope no es un antílope, sino el espíritu-antílope, y es su estilo el que lo hace espíritu«.
Como si hubiera sido expulsado de tal mascarada, el pangolín está más allá de la máscara… Es una desvirtuación. Este algoritmo en movimiento es la realización inesperada de la utopía. Es el mito que singularmente se reconecta con esta realidad que sólo le había sido prestada. Por lo tanto, es comprensible que el pangolín, por su poder evocador, tenga un lugar predominante en el simbolismo cosmogónico de las sociedades cuyos bosques puebla. En general, se presentará como el ser que estuvo allí desde el principio y el que desencadenó la creación, concentrando a la vez todas las potencialidades de futuro. En todas partes, es «organizador del mundo» ³.
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Lección 7 : Potencial metafórico (Fractal)
Tenemos una manifestación arquitectónica de ello. En el relato fundacional de los Lega, el papel canónico del civilizador se describe así: «Fue él quien enseñó a los hombres el arte de construir una casa. Sus escamas superpuestas evocan las tejas de hojas con las que los Lega cubría los techos de las cabañas»².
En las reglas de la mesa, el pangolín sirve como afirmación pero también para articular las mediaciones de las unidades de residencia y familiares. Después de una comida, compartida lo más ampliamente posible entre los miembros del linaje y los parientes autorizados, se arrojan unas escamas del pangolín sobre el techo de la cabaña, «sin duda», nos recuerda Luc de Heusch, «para confirmar su asociación simbólica (del grupo) con la casa».
En la escuela de la sabiduría Lega (Mutanga), los proverbios se componen a través de objetos. El carey de pangolín dice: «¡Makaga kukwa, nu magamba kusigala!», La descendencia hace que los muertos sobrevivan.
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Introducción a un pensamiento del «después»
Lo vivo nos evoca de manera singular. El mensajero es el que (en el pensamiento Kongo) representa al hombre en el reino animal. Por la misma razón, el pangolín habría arrojado al hombre como peón y devuelto la libertad a la naturaleza. Esto es digno de un mito fundador, y bien podría tener esa función. Porque si a todos se les da un respiro, para el hombre esta es la oportunidad propicia, desde las profundidades del claustro en el que se encuentra, de cuestionar el sentido de las cosas y proyectar un nuevo contrato de relación con el mundo.
El modelo de la civilización de la neurosis neoliberal, cuya acción se percibe hasta en la aldea más perdida de África, es mortal y conduce directamente a chocarse contra un muro. Ya lo sabíamos y jugábamos a creer que aún había margen. La advertencia se dirige esta vez radicalmente a través de este hermano metafórico de nuestros antepasados, una especie de la cual, sin que nos moleste en absoluto el hecho de que no sea sostenible, nos dedicamos a un comercio escandaloso, matando unos 500.000 a 2,7 millones de individuos cada año.
Existe un ángulo ciego para la economía extractivista mientras sigue prosperando a través de África. Un impensable de lo poscolonial donde la vida, la ecología y la psique se invitan mutuamente. Los mitos se ocupan del mundo. Y la alienación del hombre para hacer que todo le sea soportable, al parecer, se produce precisamente por la amnesia y la neutralización de la función del mito. Porque sería un eufemismo decir que hay un contraste entre la deferencia que el oso hormiguero inspiró en los africanos y el destino que le hacen vivir hoy en día.
Levi-Strauss consideraba que hay animales «para comer» y animales «para pensar». En medio de la agitación de estos tiempos difíciles nuestros, debemos ser conscientes de cualquier fisura o punto de ruptura en una ontología probada en la «vivienda». De ahí la necesidad de un enfoque epistémico para concretar, tal vez desde África, el necesario rechazo a la extensión de este asedio comercial a la realidad, al que la tecnociencia se propone ahora insidiosamente como relevo. Será necesaria la radicalidad y el pragmatismo naturalista al que nos inicia el Pangolín, pero también una respuesta a través de la fuerza de las nuevas mitologías transversales y prospectivas de los nuevos tiempos. Estas cosmologías prácticas, algunas de ellas basadas en la informática, son importantes hoy en día como ficciones fundadoras, canales de reenfoque y movilización de energías… para descolonizar el futuro, en primer lugar por las disposiciones del imaginario de esta potencialidad protésica nuestra.
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Lección 8: Cohesión (Panóptico)
Luc de Heusch, antropólogo de la zona kongo, nos invita a ver el pangolín como un poderoso factor de cohesión. Tanto en los Lele como en los Lega, el análisis de los » desplazamientos simbólicos » (a veces por inversión) confirma que este ser benéfico es, en efecto, el cimiento del grupo: contribuye «a la síntesis sociológica de dos instituciones complementarias y antagónicas: el pueblo, unidad política permanente, y el clan matrilineal disperso, desmenuzado en secciones locales desprovistas de instituciones propias». Esta función unificadora es centrípeta: afirma la necesidad de mantener dentro de la aldea una red de alianzas endogámicas entre los mismos clanes. El pequeño pangolín trae de vuelta a la aldea fundada por sus antepasados a hombres y mujeres nacidos fuera, en virtud del matrimonio virilocal. En la sociedad Lega, patrilineal, el pequeño pangolín asume la función opuesta: reúne en una vasta comunidad ritual una red de aldeas, sólidamente definida por su unidad de linaje. »
Los miembros de mayor rango de la sociedad secreta Bwami (Lega) se asocian con los Pangolines porque su función social es «unir a la gente». Esta dimensión procede en particular de las obligaciones de comensalidad compartida para los raros animales autorizados para la captura: «Todo sucede como si el grupo acabase de desmembrar a toda la familia para fortalecerla así».
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Lección 9: Sabiduría.
Siempre podremos intentar reforestar, pero el pangolín no se cultiva. Esta relación en la agudeza de las cosas que se consideran fundamentalmente libres es, en última instancia, la última lección del pangolín. La responsabilidad que nos prescribe es el programa de un retorno al Mundo, la única forma de imprimir una forma pacífica en el futuro. Es una responsabilidad liberadora, porque más allá del trauma de la crisis de la propagación de la epidemia, ¡qué campos tan formidables para arar! En este proyecto, se deberá mucho a la valorización de los sistemas de valor tradicionales. Existe el potencial para una ética y práctica global.
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Notas:
[1] Esta serie de incautaciones, aparecidas en los medios de comunciación, de cargamentos de carey procedentes de Nigeria y Ghana es prueba de la creciente importancia de la caza furtiva del Pangolín, que es ahora mucho más jugosa y menos arriesgada que el tráfico de drogas:
3,1 toneladas (correspondientes a unos 8.000 animales) en la aduana de Shanghai (diciembre de 2016) / 712 kilos, 300 kilos y 400 kilos en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur (mayo, junio de 2017)/ 12 toneladas en Shanghai (29 de noviembre de 2017)/ 8, 3 toneladas en Haiphong y luego 5, 264 toneladas en Cai Mep (ambas en mayo de 2019) / 9 toneladas en Hong Kong (2019) / 25,6 y luego 11,9 toneladas en Singapur (abril y julio de 2019) / 20,9 toneladas en China (diciembre de 2019) / 3,5 toneladas fueron destruidas por el fuego, por las aduanas de Costa de Marfil, el pasado 3 de marzo / 6,16 toneladas en Port Kelang (31 de marzo de 2020).
Valor total estimado para esta secuencia no exhaustiva: ¡cerca de 290 millones de dólares! La Interpol estima que apenas entre el 10 y el 20% de este comercio odioso es interceptado.
[2] Luc de Heusch, « La capture sacrificielle du pangolin en Afrique centrale ».
[3] Jean-Claude Muller, « Entre Mythe et réalité, ou pourquoi le chef rukuba est un oryctérope ».
[4] Defino el Sistema del Mundo sobre la base de lo que está encarnado en la arquitectura africana, como: «juntos la ética y la política de hacerse cargo: la comunalidad de los seres vivos, las diferentes escalas, la unidad del espectro y el equilibrio». Todo está borroso desde el principio, atrapado en un complejo y fértil conjunto de relaciones y responsabilidades que, para gestionar o estar atado en lugares alternativos, a menudo moviliza el ritual. En el edificio, se manifiesta en una «inextricabilidad de principios (8): permanencia de figuras de gestación, antropomorfismo de medios, diferencialidad fundamental, movimiento y orden en la revolución y fractales, panóptico, deseos de totalidad, unidad…». Su constancia y naturaleza combinatoria hacen de la arquitectura una forma de «etnomatemática»! Podemos establecer una correspondencia entre estos principios y las cuestiones contemporáneas: gestación = Sostenibilidad, antropomorfismo = Responsabilidad, diferencialidad = Igualdad, giro = Equilibrio, fractal = Democracia, panóptico = Solidaridad, totalidad = Inclusión, Unidad = Cohesión. Ver: https://medium.com/@sename/principes-de-la-cosmoarchitecture-c745500be140
El oso hormiguero como concepto apoya las interpretaciones kongo originales de este antiguo sistema de coherencia: Primogénito del mundo, su creador o el que se supone que lo perpetúa (Gestación); Figura del hombre (antropomorfismo), demiurgo, héroe cultural (fractal), alter ego del jefe y por tanto autoridad del umbral (diferenciación), garante del orden, la medida, la coherencia y la resonancia de todo (giratón – panóptico – totalidad) mediador (unidad) . El pangolín es un concentrado del bagaje de la civilización.
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* Sénamé Koffi Agbodjinou es arquitecto y antropólogo, fundador de l’Africaine d’Architecture y del fab-lab WoeLab, en Togo.
* Este artículo fue publicado en el blog personal de Séname Koffi Agbodjinou, ha sido reproducido con permiso de su autor y forma parte de una serie de posts en tiempos de confinamiento. Para leer el original en francés, clic aquí.
* Traducción: Ángela Rodríguez Perea.
*Foto de portada : Adrian Steirn.