Nollywood, así

En el mundo hispánico es bastante o completamente desconocido, pero el cine nigeriano ocupa nada menos que el segundo puesto del ránking mundial en cantidad de producciones cinematográficas anuales, después del indio Bollywood. Las cifras, aunque estimativas, hablan por sí solas: con unas 2000 películas al año (según los organizadores del festival, 1000), es el número uno indiscutible en el continente respecto a audiencia, el segundo sector en Nigeria en emplear a trabajadores (un millón) solo por detrás de la agricultura y la segunda fuente de ingresos no petrolíferos (300 millones de euros). Y todo ello, con poca o prácticamente ninguna ayuda financiera pública. En 1979 se creó la Nigerian Film Corporation (NFC) bajo la tutela del Ministerio de Información del país, con la misión de fomentar el desarrollo de una industria y cultura cinematográfica, pero lo cierto es que el espectacular florecimiento del negocio del cine en Nigeria se debe exclusivamente a la iniciativa privada, falta de capacitación por lo general.
No hay ningún secreto para tanto éxito. La tecnología de grabación y edición se ha abaratado en los últimos años y los nigerianos han sabido sacarle partido y crear una ficción muy adaptada al público local. Con todo, estos largometrajes se realizan con medios muy escasos. Una única cámara y un micrófono como medios técnicos. El casting, el mismo día en que comienza la grabación, que a veces puede durar apenas una semana. Muchos de los actores no son profesionales; muchos de los productores y técnicos son aficionados y autodidactas. La consecuencia es que los resultados dejan mucho que desear. De hecho, el cine nigeriano es precisamente conocido por su baja calidad. No debe sorprender pues la mala fama que Nollywood cosecha desde hace algunos años.
«Evidentemente, hay películas de pésima calidad que están lejos de rendir honor a las obras maestras que produce este cine, pero no sería bueno que las perlas o joyas cinematográficas que se llevan a cabo sean víctimas de la mala prensa«, dice en una entrevista el franco beninés Serge Noukoue, co-fundador del recién estrenado festival. De hecho, la muestra se limita a solo siete largometrajes cuidadosamente elegidos, aunque el apelativo de «obra maestra» es algo optimista. Si bien la calidad técnica, los guiones y los actores están a la altura de cualquier gran producción, no deja de ser una muestra de películas para el gran público, con un espíritu más bien comercial.
Con la convicción de que las industrias culturales son un motor de desarrollo económico, la organización ha decidido dar el salto al mercado francés y ha elegido para ello París, ciudad que acoge la mayor diáspora proveniente de África francófona. No es tampoco un salto al vacío, pues en Francia ya empieza a triunfar entre un determinado público la cadena privada Nollywood tv, por ejemplo, canal temático dedicado únicamente a la producción de cine nigeriano.
El festival tiene vocación anual y, viendo la acogida previa que está teniendo y sabiendo que Nollywood conquista las pupilas y corazones de millones de espectadores, la NollywoodWeek de París da indicios de un largo y exitoso porvenir.
Largometrajes participantes:
1. Phone Swap – Kunle Afolayan
2. Maami – Tunde Kelani
3. Inalé – Jeta Amata
4. Tango with Me – Mahmood Ali-Balogun
5. Ijé – Chineze Anyaene
6. Man on Ground – Akin Omotoso
7. Last Flight to Abuja – Obi Emelonye
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