Autora invitada: Zouhour Harbaoui*
La obra ruandesa Murs-murs estaba en competición oficial de las Journées Théâtrales de Carthage (JTC) de Túnez. La obra resultó clasificada en esta sección en virtud de la renuncia de una compañía togolesa, debido a una invitación tardía por parte de la organización. Poco importa. Murs-Murs ha mostrado que las mujeres pueden llevar a cabo un espectáculos ellas solas. Gritos de mujeres para rendir homenaje a la mujer.
Murs-murs era una de las dos obras de teatro del África subsahariana en competición en los JTC 2018. Una compañía togolesa que había sido seleccionada en competición, pero al tener otros compromisos y al no recibir una respuesta a tiempo del festival, los organizadores del festival se decidieron por la obra ruandesa.
Adaptación de la obra de la nigeriana Zainabou Jallo, Onions make us cry (Las cebollas nos hacen llorar), y enriquecida con entrevistas personales, Murs-murses un conjunto de gritos de mujer, interpretado por dos mujeres: Carole Karemera et Cécilia Kankonda, que además se encargaron de la iluminación.
Malinda ha apuñalado a su marido. No es un acto gratuito. Lo hizo para salvarse y para salvar a sus hijos. Su esposo era violento con ella. Aguantó la situación durante años. Y una noche, no pudo más. Fue internada en un hospital psiquiátrico, en la habitación 1 del sector 6, esperando un proceso judicial. Lola es doctora especializada en psiquiatría. Ella sigue el caso de Malinda. Durante el curso de los días, se instaura una cierta complicidad entre las dos mujeres, que al fin y al cabo son el espejo la una de la otra. Malinda se verá reflejada en Lola y Lola en Malinda. E incluso las mujeres entran en contradicción permanente hasta que Lola se da cuenta de la veracidad de las palabras de Malinda, puesto que ella misma las vive con su marido.
Una denuncia de la violencia masculina y de la sociedad patriarcal
“Si la sociedad decide que eres una mujer que los hombres quieren tener en sus brazos” (Malinda). “Puedes dejarles que te cojan en brazos, todo el día. Después de todo, ellos se entrenan toda su vida para mantener sus cuerpos fuertes, los músculos a punto. Y pocos de ellos quieren realmente abrazar este enigma que somos nosotras y admitir que ellos nunca conocerán la respuesta a todo ello (…) » (Lola). “Si la sociedad decide que eres una mujer a la que los hombres pueden amar y con la cual pueden casarse” (Malinda). “Puedes dejarles que te amen y se casen contigo (…) “ (Lola). “Pero si te tocan violentamente, te brutalizan psicológicamente o físicamente. Chillidos, gritos, vete corriendo. Acuérdate de que eres una mujer, eres piel, huesos, venas y sangre. Acuérdate que cada día, las mujeres ruedan por el suelo de dolor, por los golpes de los hombres y muere”.
Una denuncia a los hombres y a ciertas sociedades patriarcales que aplastan a las mujeres por la educación que reciben. “Y me pregunto si mi estirpe y la de las mujeres encogen”, le dice Malinda a Lola para hacerle comprender que el lugar de las mujeres se ha reducido a cero. “Y cuando la mujer llora, dice que es por las cebollas… “.
La boda es el reino de Hades. La casa, la guarida del “maestro de los infiernos”.
Una obra punzante, fea por la violencia y el sufrimiento que desvela, bella por la interpretación de las dos actrices y la escenografía.
Murs-mursha sido representada solo en apartamentos hasta el momento. Lugares cerrados, intimistas. Ambientes cerrado para simbolizar el aislamiento de una celda de un hospital psiquiátrico. Pero también el bloqueo de los estados de ánimo. De ahí el juego de palabras del título de la obra…
La escenografía, que congrega a los espectadores alrededor del espacio de representación, encierra igualmente al público.
Imágenes caleidoscópicas para vidas quebradas.
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*Zouhour Harbaoui es periodista cultural tunecina, especializada en teatro y cine del África subsahariana. Colabora con el periódico Le Temps de Túnez.