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Senegal es sin duda una de las puntas de lanza de la literatura africana, tanto por cantidad como por calidad. Su producción actual ha generado un entramado de escritores reconocido a nivel internacional con grandes literatos como Marie Ndiaye, Aminata Sow Fall o Felwine Sarr a los que se añaden muchos otros nombres con una proyección internacional en crecimiento. No debemos olvidar que la escena senegalesa se nutre también de nombres que, aunque no traspasen las fronteras de su país, son ampliamente reconocidos en Senegal.
Por estas razones afribuku considera que acudir como invitado a un debate que une a grandes figuras de la literatura senegalesa actual supone una gran oportunidad para conocer más profundamente su situación. El Salón Internacional del Libro de Quebec nos presenta un cartel de escritores de distintas generaciones y estilos que nos hablan apasionadamente de lo que para ellos significa la literatura. Nombres como Nafissatou Dia Diouf, Papa Madéfall Guèye, Moumar Guèye y la ya internacional Fatou Diomé nos muestran distintas visiones de lo que para ellos representa la literatura senegalesa y los problemas que afronta actualmente. Dirigido por Danièle Bombardier, el debate se desarrolla como un ejercicio de reflexión acerca del rol de las artes africanas en el ámbito mundial.
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Estamos aquí para hablar de literatura senegalesa. Por ejemplo Fatou Diome, en ocasiones se la considera una autora que aunque tenga origen senegalés, no pertenece a dicha escena. ¿Se puede hablar de una literatura senegalesa?
Nafissatou Dia Diouf: Creo que habría que hablar de literatura en general. La literatura es un sector suficientemente amplio para aunar diferentes puntos de vista y diferentes culturas. Para mí la literatura es un vehículo ya sea aquí en Canadá o Senegal, y en la poesía ocurre lo mismo, el acto de escribir es universal. Este acto puede transmitir culturas diferentes, estados de ánimo distintos pero hay un poso siempre de universalidad. Es cierto que en ocasiones necesitamos clasificar las cosas pero esa es la tarea de un bibliotecario. Sí, soy senegalesa, pero a mí me gusta considerarme como una escritora independientemente de mi origen. Además creo que tengo más afinidad con Amin Maalouf entre otros que con, por ejemplo, mi vecino con el que sólo comparto un origen común. Creo que no deberíamos por tanto hablar de literatura senegalesa, si no de literatura en general.
¿Consideran por tanto molesto que les clasifiquen como literatura senegalesa? Aunque compartan en cierto grado su campo imaginario ¿les parece que la clasificación de los autores a una escena nacional resulta más una losa que una ayuda a la hora de desarrollar sus carreras?
Papa Madéfall Guèye. Bueno yo quiero aclarar en primer lugar que yo no soy un escritor al uso. Me considero senegalés, sí, sentado en este momento junto a otros tres senegaleses representando la literatura de Senegal en el extranjero. Cada uno recibimos la inspiración de lugares distintos aunque sí creo que compartimos ciertos aspectos de nuestra cultura, como la funcionalidad, en nuestros escritos.
Fatou Diome. Me gustaría si es posible leerles un extracto de un texto que realicé a propósito del debate de la identidad nacional en Francia si me lo permiten. “Cuando hablamos de la identidad de un literato respondo: tonterías. Leer a un autor por y a través de su origen es una herejía literaria. La fragilidad del humano, las cuestiones existenciales y la visión del mundo que los autores saben transmitirnos provocan que todas las fronteras sean porosas. La genealogía literaria tumba todas las barreras. Estamos todos dispersados por el planeta y la literatura no puede mantenerse a través de una lectura, de una sensibilidad, de un cuestionamiento o de una crítica siempre similar. Con el libro, nos encontramos con denominadores comunes, nos reconocemos y nos presentamos como pequeños cajones identitarios. Jesús reconocería probablemente a los suyos en su biblioteca porque ésta guardará una Biblia. La tarjeta de identidad y la melanina de Hemingway: me importan un bledo. Él ya se convirtió en uno de los míos. Porque con “El viejo y el mar” también contó la historia de mi abuelo, pescador senegalés. Así que sea Hemingway o no, lo que intentamos atrapar es el espíritu humano. Es a través de las palabras de Hemingway que veo el rostro de mi abuelo pescador yoyowa en Senegal.”
Así que pienso que la literatura nos permite simplemente ir a explorar al ser humano. Sea cual sea su identidad. Tolstoi decía “Si no puedes hablar de la universalidad habla de tu condición local”. Nada de aquello que concierne a la literatura es ajeno a lo humano. Así que todo lo que tiene que ver con el lugar de origen de alguien es soluble en la propia humanidad como concepto.
¿Esta clasificación nacional no debería quizá servir para fomentar la lectura e incentivar a escribir a nuevos autores, a animar a la juventud del país?
Moumar Guèye: Pienso en la literatura, como en la cocina, como concepto absoluto. Una cocina en la que cada nación tiene sus propias peculiaridades como hablamos de cocina quebequense, francesa o africana. Lo esencial es considerar la literatura en su conjunto como un espacio donde no hay lugar para el conflicto, en la que cada parte tiene su espacio de mar donde podrá pescar lo que comparte con el resto. Hablar de literatura senegalesa es un tema muy amplio, en mi caso si hablamos acerca de este tema es porque mi obra sólo habla de Senegal. No hablo de Quebec porque no lo conozco, si quiero aprender algo sobre Quebec leeré literatura quebequense. Es complementario. Ahora creo que deberíamos empezar a hablar de literatura africana de expresión francesa tal y cómo la definía Senghor.
En cuestión al tema de la promoción de la lectura en Senegal, supone desde luego un gran problema porque el libro no se encuentra forzosamente accesible a todos. He publicado un artículo titulado “Y si desarrollamos un programa: un regalo, un libro”. Pensé que sería una buena idea incluir un libro junto a otro material escolar para estimular su lectura. Insto al gobierno de Senegal y a la sociedad civil a comprar libros, pero no cualquier libro, sino libros que merezcan la pena ser leídos. A que aprendamos a regalar libros como objeto de ocio y deleite.
Nafissatou, usted acaba de publicar su último libro “La maison des épices” en la editoral quebequense Mémoire D´Encrier. ¿Podrá leerse su libro en Senegal?
Nafissatou Dia Diouf. Cuento con ello. Habrá una distribución en mi país, aunque supongo que con una variante de precio. El hecho de que se edite y se imprima en Canadá y si añadimos las tasas de transporte, hará que el libro sea menos accesible a la población general de Senegal. Por otro lado es una oportunidad de explorar a nuestro lectorado que desgraciadamente es limitado en mi país por diversas razones y que puede verse ampliado en Francia y Canadá, al mismo tiempo que descubrirán un imaginario senegalés, en mi opinión, vinculado a la universalidad.
Es cierto, cuando por ejemplo leemos la última obra de Fatou Diome, nos introducimos de lleno en las inquietudes de su protagonista Salif. Fatou, su último libro ha sido muy bien recibido en Senegal, incluso bajo la polémica que plantea y los problemas de pobreza y analfabetismo que sufre su país.
Fatou Diome. En primer lugar y para cerrar el debate sobre los escritores senegaleses que escriben en francés, recuerdo que la lengua oficial de Senegal es el francés, por tanto es el Estado quien debería educar a su población. Esto en cualquier caso es problema de los legisladores, yo como artista utilizo los recursos que poseo. Leer es comunicar y lo hacemos normalmente con los medios que conozco mejor. La novela es una tradición puramente occidental, no es como los cuentos que en África son más cercanos incluso a la ópera a través de la tradición oral que a la novela.
A propósito de la universalidad y de la literatura africana, no creo que exista una dicotomía entre la literatura africana y su universalidad. Los temas son universales. Cuando me invitan a conferencias de investigadores sobre la literatura africana planteo la siguiente pregunta: ¿Qué es la literatura africana? ¿Cuándo el escritor es negro? En ese caso un escritor negro de la periferia de París que nunca ha visitado África ¿es literatura africana? La segunda cuestión, cuando el tema principal de un libro trata de África ¿es literatura africana? Una autora holandesa que escribe sobre África, no se considera literatura africana. ¿Quizá cuando el autor tiene pasaporte africano? Yo Fatou Diome, tengo pasaporte senegalés y francés y no rechazo ninguno de los dos. Pero lo que hay que saber que cuando un autor africano publica en una editorial francesa, automáticamente se le encasilla en una categoría llamada “literatura de periferia” pero cuando sobrepasa cierto número de ventas, como es mi caso, se traslada a “literatura francesa general”. Son etiquetas de mercado.
La literatura africana es de las pocas en el mundo que nace con una etiqueta ya establecida, como literatura de lucha por la negritud y por tanto con sus propias barreras impuestas. Partiendo siempre de una misión política, a esos textos los llamo yo textos mitin o mítines textuales. Desde los tiempos de Senghor a los literatos africanos siempre se les ha hecho la misma pregunta “¿Para quién escribes?”. Creo que tendremos una literatura africana adulta cuando ésta no tenga que reivindicar la Historia para definir su identidad. Son los lectores quienes deben elegir lo que les gusta de África, no nosotros los autores. Nosotros africanos deberíamos rechazar esa etiqueta identitaria. Pongo como ejemplo “La pesadilla de Darwin”, documental y libro realizados por un austriaco sobre la realidad socioeconómica del lago Victoria. A este autor se le considera un intelectual abierto al mundo, pero si un africano habla de un tema que ocurre únicamente en occidente le definimos como “aculturado” ¿Por qué?
(Nafissatou Dia Diouf abandona la sala)
Continúo el debate subrayando la gran cantidad de literatos que existen en Senegal. ¿Cuáles son los problemas a los que se enfrentan a nivel de distribución en su propio país?
Moumar Guèye. Así es. A menudo he publicado artículos de denuncia sobre este tema. Les pongo un ejemplo: edité un libro infantil llamado “L´arbre et la vie” en Francia cuyas copias fueron enviadas a Senegal. A partir de ese momento, el libro ha sido imposible de localizar en Francia, en donde fue editado originalmente. Incluso en la Biblioteca Nacional de Francia. A nivel legal el libro no existe actualmente.
La fabricación de los libros en Senegal no posee generalmente una calidad mínima en su formato. Los autores nos vemos obligados a contactar con editoriales extranjeras si queremos editar un producto de calidad y hacer un seguimiento personal.
Papa Madéfall Guèye. La impresión supone un gran problema técnico a todos los niveles, en eso estamos todos de acuerdo. Respecto a la difusión tenemos ciertas barreras como es el propio público, que no supone una masa crítica de importancia para recibir las obras editadas. Este inconveniente se suma a la dificultad de distribución de los propios libros.
Respecto a la identidad literaria, yo sí reclamo la “senegalidad”. No dudo de su capacidad de traspasar las fronteras desde su propia personalidad. El compromiso social y ciudadano a través de la literatura puede mejorar las condiciones de vida a través de su mensaje. Creo que un libro sí puede ser funcional a nivel social.
Fatou Diome. Me preguntan constantemente por qué edito mis libros en Francia y no en Senegal. Simplemente por la calidad. Es la verdad. Mis libros se distribuyen en Francia y Senegal al mismo tiempo porque mi editorial se esfuerza en hacer un trabajo enorme de promoción por todo África. Un libro mal editado no va a ser leído y un libro cerrado no cuenta historia alguna. Lo mínimo que podemos pedir al distribuir un libro en Senegal es organizar debates en lugares populares como el mercado, asociaciones de barrio o la radio. No hay que confundirse, ser analfabeto no quiere decir ser estúpido. Cuando voy a Senegal hago emisiones de radio y televisión en wolof y en sereré para personas que no pueden leer pero se interesan por el mensaje. Es un trabajo complicado pero merece la pena porque es así como llegamos a más público. Profesionalizamos los canales de difusión de otra manera. Hay que buscar esa profesionalización dentro de una economía de mercado, no podemos esperar a que “Papá Estado” haga el trabajo por nosotros, esa no es su función. Necesitamos inversión privada que trabaje bajo estándares de calidad. Si amamos África también debemos ser capaces de exigirle lo mejor de ella misma. Debemos olvidar la condescendencia colonial y dejar de utilizarla como excusa para presentar trabajos de una manera mediocre. Estoy harta de esta actitud. Al cine africano le ocurre algo parecido, demasiado a menudo trata sobre los mismos temas. Si Mozart ha llegado a ser un clásico no es sólo porque era el mejor es porque en su lugar de origen le han respetado y le han dado un lugar en su identidad. Los europeos como Picasso se han inspirado de África, ¿por qué un africano no tiene derecho a tener esa movilidad intelectual? No somos baobabs fijados a nuestra tierra. ¿Por qué tenemos un complejo de modernidad mal entendida? La modernidad no es una planta extraña que sólo crece en occidente.
Pero existe una realidad económica Fatou.
Fatou Diomé. No, no me la creo. No vengan a decirme que la gente no tiene dinero para libros cuando ahorran y gastan una fortuna en los bautizos o bodas. No me creo el miserabilismo, no lo acepto. Quien quiera aceptar los tesoros que salen de mi cabeza, tiene que pagar por ello, es como pago yo mis facturas. No puedo pensar, escribir, comprar mi propio libro y ofrecérselo gratuitamente a la gente que prefiere gastar su dinero en frivolidades. En Senegal la gente en general no se muere de hambre. No acepto a un funcionario que me exija que le dé una copia gratuita de mi libro cuando su mujer va vestida como un árbol de navidad. El discurso es el que tiene que cambiar. Ya está bien de que la gente haga por nosotros. Es una idea que no puedo soportar más. Si África quiere cambiar, tiene que tomar las riendas de su propio destino y no exigir nada al resto del mundo.
Sin embargo a partir de Léopold Senghor podemos hablar de la creación de una tradición alrededor de un mito. Senegal, su sociedad y su literatura se forman a través de su figura.
Papa Madéfall Guèye. La conciencia que nos dejó tanto en la política como en la literatura ha sido obviamente enorme. No queremos repetir lo que él hizo si no rebasarle partiendo de su influencia. Tuvimos a Senghor pero ya no somos él. Su impacto literario en el país se encuentra en todos los autores. La literatura actual en Senegal, al igual que en otro país no es ajena a los problemas de su sociedad.
Por ejemplo cuando leemos “Impossible de grandir”, la última novela de Fatou Diome, entendemos que lo que escribe son temas que conciernen a todo el pueblo senegalés.
Papa Madéfall Guèye. Fatou Diome ha escrito cosas maravillosas y la felicito por su compromiso. Pero desgraciadamente libros como el suyo no se leen en las escuelas. Es el Estado quien compra libros en masa para los alumnos y el hecho de que ella publique para una editorial extranjera impide que su obra sea más difundida a nivel institucional. Habría que hablar por tanto del contexto del libro también. A nivel institucional necesitamos proyectos tanto de fomento de lectura como de seguimiento del proceso de venta y distribución de las obras escritas que puede ser lenta en ocasiones.
¿Existe esperanza pues o siempre se vuelven a los mismos problemas?
Fatou Diome. No tengo muchas quejas al respecto, mis libros suelen ser best-sellers en Senegal. Ahora lo que sí es cierto es que los libros imprimidos en el extranjero alcanzan precios desorbitantes. Entiendo que si alguien tiene que hacer la elección entre un saco de arroz de 50 kg. o una novela, compre el arroz pero eso es otro problema de carácter social. Lo siento por ser dura pero en vez de tener 10 hijos que hay que alimentar, educar y cuidar, se pueden tener dos y dotarles de un mejor acceso a la cultura. Hablamos de otras cuestiones, más de tipo económico y social.
Cuando firmo libros en Senegal, la gente que observo que ha comprado mi libro es de perfil de estudios alto, de familias asalariadas. Por tanto hablamos de que la educación es la llave para permitir a la gente administrar sus ingresos y por tanto su vida. Hablamos de gente que puede hacer elecciones obviamente. Es a este espectro social al que hay que educar para incrementar el acceso y el consumo cultural.
Otra cuestión que querría remarcar es la gran presencia de mujeres en la literatura senegalesa y de temas de género. ¿A qué creen que se debe?
Moumar Guèye. En Senegal el nivel de analfabetismo es muy alto en comparación a otros países como Costa de Marfil. Hacemos estudios serios acerca de la lectura, el nivel de estudios y el espectro social en Senegal y aunque el Estado nos felicite por esta investigación, los libros siguen sin circular. Entonces ¿qué hago con mis libros? Los distribuyo por mi cuenta, en mi caso a través de ciertos bancos que los distribuyen entre sus clientes. Hay que buscar nuevas formas como el crowfunding. Influye también que los libros incluidos en los programas educativos son siempre los mismos. Necesitan ser renovados, es crucial.
Papa Madéfall Guèye. Mi opinión acerca de la mujer en la literatura senegalesa, se puede resumir en lo que estamos viendo hoy aquí en esta mesa: dos autoras como Fatou Diome y Nafissatou Dia Diouf que representan la profesionalidad y el compromiso entre el género femenino en Senegal. Hay que señalar también que este surgimiento del género femenino en la literatura va acompañando de dinámicas institucionales que han apostado por la mujer como motor económico y cultural para el país. Las mujeres están a la vanguardia del país sin duda alguna.
¿Algo más que quisieran añadir?
Fatou Diome. Yo sí querría añadir algo. ¡Compartid! Se puede defender a la sociedad de Senegal al mismo tiempo que a las mujeres que sufren maltrato. Podemos defender la cultura senegalesa y también destacar la belleza de la lengua francesa. Uno de mis grandes orgullos es hacer descubrir la literatura senegalesa o a Senghor por el mundo, es así como él se ha convertido en un referente. Senghor decía “debemos partir de nuestras raíces culturales para mostrarnos al mundo y compartirlas”. Cuando un autor senegalés es aplaudido a nivel internacional no quiere decir que nos haya abandonado, sino que muestra el país al resto del mundo. ¡Hay que acabar con la obsesión acerca de la senegalidad introspectiva!
¿Alguna pregunta entre el público?
Espontáneo: Una pregunta sencilla ¿Quién puede pagar un libro en Senegal? ¿Quién debería invertir en la industria del libro en Senegal? ¿El Estado o el sector privado?
Papa Madéfall Guèye. Creo que hablamos de una cuestión de profesionalización del sector editorial. El Estado siempre comprará libros pero no quiere decir que no se deba fomentar al empresario privado.
Moumar Guèye. Yo quisiera añadir que creo que el Estado debe tener una misión de acompañar ciertos aspectos de la sociedad. Ha sido constituido para eso. Es por esto que Senegal creó el Fondo de Ayuda a la Edición que se ha visto aumentado en estos últimos años. Yo protesto contra la mala gestión que existe de este Fondo, lo hago a través de los artículos que publico. Senegal debería valorar las obras que considera importantes para fomentarlas e incluirlas en su programa educativo.
Fatou Diome. Creo que la literatura africana vive su crisis de adolescencia. En mi país los escritores piensan que deben vivir aún del Estado. Y esto choca directamente con la libertad de expresión. Si un autor vive gracias al Estado les aseguro que no lo criticará como si lo hace desde una postura independiente. No podrá rebelarse ni poner en cuestión a su gobierno. La literatura africana ha sufrido de un nepotismo galopante. Estoy contenta de que el nuevo Ministro de Cultura esté cortando el chorro del amiguismo para fomentar la iniciativa. Una literatura sana debe vivir a su propia manera, hay que trabajar para ganarse el pan. El Ministerio de Cultura no debe mantener a un autor en concreto comprándole sus libros, su función es la de apoyar a las instituciones públicas como las bibliotecas, los centros culturales, las universidades y otras instituciones democráticas que fomentan el acceso a la cultura. Publicar libros es una profesión liberal, no nutrida por el Estado. El futuro de la calidad de la literatura depende de esto. Cuando cortemos el grifo, será el talento el que hable. Exijamos lo mejor a nuestra literatura.
Con estas palabras terminamos el debate, y quisiera agradecer su tiempo y sus ganas de compartir sus conocimientos a los cuatro autores que nos han acompañado. Gracias por estar con nosotros.
jl
Muy interesante el debate. Parece, por lo que dicen todos los autores, que es importante dejar un poco de lado, por menos importante, el origen de los mismos (aunque nidudablemente están influídos por su entorno). Es importante valorar si la literatura, africana o no , es buena o mala. Creo que ellos apuestan por esto y quieren dejar de ser vistos con cierto paternalismo, el que proviene del primer y culto mundo.
Afribuku, os animo a seguir en esta senda.
gracias
Javier Mantecón
Gracias jl. En afribuku apostamos por seguir esta línea de profesionalización de la cultura y dejar de lado ideas preconcebidas acerca de cualquier manifestación artística y valorarlas por su calidad intrínseca.
La influencia del entorno en los artistas siempre estará presente, pero no por ello debe de ser un motivo de encasillamiento por parte de su público. Si una obra artística es de calidad, no lo será por el entorno en el que nazca si no por el artista mismo, esté éste más o menos influenciado por su origen.
Apreciamos enormemente su comentario y le animamos a leer cualquiera de las obras escritas por los autores en cuestión.
jl
Sería bueno, tal vez, que hicieran un pequeño resumen de autores/obras , para facilitar la elección.
gracias
Javier Mantecón
jl, aquí tiene una breve descripción en francés de los participantes en la propia web del Salón Internacional del Libro de Quebec.
http://silq.ca/espacedeladiversite/artists/
En un lugar del Atlántico-Fatou Diome | LitERaFRicA
[…] mundos; el de un pueblecito de pescadores en Senegal y el de la Francia más inhóspita. Diome, quien afirma: “nada de aquello que concierne a la literatura es ajeno a lo humano. Así que todo lo que […]