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Bombino «He intentado crear un nuevo camino dentro de la escena de blues tuareg: el mío propio»

La globalización cultural ya está aquí, es un hecho innegable. Si ya no nos parece raro ver a un japonés que baile flamenco o un inglés que aprenda a tocar el djembé, no debería extrañarnos que los ídolos musicales de un tuareg sean Jimi Hendrix y Santana. Y así nos encontramos con uno de los fenómenos musicales más sonados de los últimos años: Bombino. Nacido en pleno desierto bajo el nombre de Omara Moctar en Tidene, Níger, Bombino ha revuelto la escena musical africana como no se recuerda desde el sudafricano DJ Mujava. Su propuesta se basa en el blues tuareg que ya han popularizado los malís Tinariwen en los escenarios de medio mundo, pero añadiendo un ritmo más cercano al rock y una energía en el escenario más propia de un guitar-hero que de la tradición de su pueblo. Cualquiera que haya visto alguno de sus conciertos sabe a lo que nos referimos.

Después de haber deambulado por varios países del Sahel, expulsado por el gobierno de Níger durante las rebeliones tuaregs de  1990 y 2007 por pertenecer a este grupo étnico, Bombino regresó a Níger para consolidar su errática carrera. Omara era un ishumar: un joven como muchos de la región sin empleo y futuro incierto, que tomó la guitarra como método de expresión personal. Su fama en Agadez, al norte de Níger, comenzó a crecer y su talento junto a su Group Bombino eran cada vez más demandados en las fiestas, bodas y celebraciones de todos los tuaregs de la región. La suerte hizo que un grupo de documentalistas españoles que se habían trasladado a Agadez le escucharan tocar, ofreciéndose a grabarle una maqueta que se convirtió en un éxito local. A partir de este momento su vida tomó un giro inesperado cuando el sello discográfico Cumbancha lo fichó para grabar su primera referencia internacional, “Agadez”, en 2011. Giras exitosas por todo el mundo siguieron a la edición de este disco que supuso un soplo de aire fresco al blues tuareg, en ese momento un tanto estancado. Y nos situamos en 2013, cuando Bombino edita “Nomad” en un nuevo sello y con Dan Auerbach (The Black Keys) como productor tal y cómo os contamos en afribuku en su día. Su nuevo disco no para de aparecer en las listas de lo mejor del año en publicaciones de toda índole y sus giras internacionales lo consagran como uno de los artistas con mayor proyección de todo el continente.

Conseguimos encontrarnos con Bombino en su casa a las afueras de Niamey, Níger. Para llegar allí hemos necesitado atravesar innumerables caminos de tierra, rebaños de camellos y cambiar de vehículo tres veces. Bombino nos acoge relajadamente con exquisita amabilidad en su casa y nos confirma lo que ya suponíamos, “me encanta la tranquilidad”.

Usted fue en un primer momento guía turístico en el norte de Níger. ¿En qué punto decide hacerse músico profesional?

Después de volver de Argelia y Burkina Faso en 1995 durante el periodo de paz entre el gobierno de Níger y los tuaregs, hubo una demanda muy alta de bandas musicales para tocar en las bodas y festividades de la región de Agadez, de donde provengo. Ahí decidí dejarlo todo para dedicarme profesionalmente a mi música. Es una suerte poder vivir de lo que más me gusta en este mundo, que es tocar la guitarra. Cada uno tiene sus ideas en su corazón que debe seguir si cree en ellas. Si eres puro, saldrán cosas puras.

¿Fue entonces el contexto de paz el que consiguió afianzar su carrera?

Durante este tiempo, el turismo y las celebraciones locales permitieron desarrollar la escena de músicos que ahora está girando y grabando por todo el mundo, yo incluido. Los músicos tuaregs creemos mucho en nuestra tradición pero no descartamos el mestizaje natural. Las caravanas o el turismo han sido una fuente de mezcla cultural durante siglos.

¿Y cómo compara la situación de por entonces en el Sahel a la situación actual?

La situación es dramática. Más de la mitad del norte de Níger vivía del turismo. Ahora sin esos visitantes el dinero no fluye, por tanto, además de no poner en valor nuestra cultura para mostrarla a los extranjeros, ese dinero no se gasta en celebraciones ni artesanía ni en nada, matando la escena cultural completamente.

Es una pena que no se pueda completar la experiencia de escuchar su música en el propio desierto, donde fue creada y al que tanto le debe.

Es curioso porque a 15 kilómetros de Agadez existe una pequeña colonia de europeos rubios con los ojos azules mestizos, de la época de la colonización, que viven allí y sólo hablan tamasheq, la lengua más común entre los tuaregs. Su integración es total y muchos de ellos no son ni musulmanes. Con esto quiero decir que la convivencia ha sido siempre pacífica entre la población del Sahel. Las rebeliones tuaregs parten de otro contexto que nunca ha buscado perjudicar a los extranjeros, ya que sería como tirarse piedras sobre su propio tejado. Lo que está pasando en estos momentos en Malí es de otra naturaleza.

Es una situación muy complicada…

Nunca vamos a saber la verdad completa. Todo lo que pasa en el norte Malí es un verdadero puzle de factores que han desembocado en una locura que no tiene nada que ver con las reivindicaciones originales de los tuaregs.

¿Cómo ha vivido la persecución de los tuaregs en el sur de Malí? El gobierno insiste en que esto no ocurre, pero hay muchos datos que indican lo contrario.

Es difícil. Malí era supuestamente para todos, no importa si del Sur o del Norte, y eso nunca ha sido así. Bamako estaba completamente desvinculado del Norte y así ha pasado lo que ha pasado. En Níger nos ha costado mucho que tanto siendo de Agadez como de Niamey se te trate con los mismos derechos desde el gobierno. Llevamos cinco años de paz en Níger que están haciendo que el país pueda avanzar tranquilamente sin violencia. Hay mucho por hacer en Níger, como sabes, y sin que haya paz no va a ser posible organizar todas las acciones necesarias para desarrollar el país.

Dejando la política por un momento y centrándonos en su música, ¿siente que el público internacional reacciona de manera positiva a su propuesta?

En mi hogar es siempre agradable tocar. La diferencia con el resto del mundo es relativa. La primera vez que toco para un público que no me conoce es difícil pero, a partir de ahí, es mucho más fácil. El boca a boca parece que está funcionando bien porque, cuando vuelvo a tocar a algún país después de algún tiempo, el público crece y sobre todo interactúa más con mi música. Y a partir de este momento intento experimentar un poco. Mezclo ritmos e improviso mucho, creo que forma parte de mi identidad musical.

Y cuando vuelve a casa, ¿sigue tocando o viene a descansar?

Mira mi casa, mira desde el tejado. Lo he construido todo aquí, a las afueras de Niamey en altura para poder tocar tranquilo. Me subo aquí con mis guitarras a tocar, a veces con amigos, y es difícil no inspirarse. A ver si vienes algún día cuando esté de vuelta de gira porque me voy en tres días. ¡Lo pasaremos en grande!

© Javier Mantecón/afribuku

 

No dude que haré lo que pueda por venir. Tengo mucha curiosidad en preguntarle acerca de la nueva dirección musical que ha tomado en su nuevo disco “Nomad”. ¿La influencia americana del sonido es consciente?

Las canciones de “Nomad” son antiguas, al contrario que en “Agadez”, que escribí para la grabación del álbum, aunque parezca extraño.  La producción fue un riesgo que quise tomar, no sabremos hasta dentro de unos años si me he equivocado o no, pero ahora, como es lógico, pienso que “Nomad” suena estupendo y diferente. Es una nueva manera de presentar mi música. He intentado crear un nuevo camino dentro de la escena de blues tuareg: el mío propio. Quiero compartir mi música como los tuaregs comparten con su comercio sus bienes de Kano (Nigeria) a Argelia. El concepto de “Nomad”, nómada, es precisamente ese. El mundo es un lugar enorme, y yo soy un nómada dentro de él, pero comparto mi cultura y mi música con los demás.

¿Cómo fue el proceso de producción con Dan Auerbach (The Black Keys)?

Dan tiene una visión global de la música. Es difícil que pueda entender el contexto de donde vengo, puesto que nuestras culturas son muy diferentes, pero él ama la música tanto como yo y conoce muy bien el blues. Fue una experiencia muy interesante, además creo que el toque de su música se nota en el disco.

Su carrera internacional ha crecido exponencialmente en los últimos años. Y en Níger, su país, ¿ es así también?

Aquí también he crecido. Una vez que sales fuera, tu fama crece paralelamente en tu país. Para Níger, que un artista como yo ponga el país en el mapa internacional es importante. Ser embajador de mi país me da mucha energía, porque realmente paso la gran parte de mi vida de gira y no es fácil. ¡La vida de nómada en avión o en camello no es lo mismo!

¿Compone su música también durante tus giras, alejado del desierto?

Algunas veces escribo algo pero generalmente necesito volver a mi entorno para componer. Crear, para mí, no es simplemente una sucesión de acordes. Durante las giras a veces perfecciono mis composiciones, pero necesito volver para inspirarme. Necesitas adaptarte a la vida de las giras y nunca sabes cuándo te puede llegar la inspiración y, si llega en un hotel, bienvenida sea, pero estoy mucho más cómodo cuando estoy tranquilo mirando la naturaleza, las estrellas, alrededor de un fuego… ¿sabes, no?

No hay más que ver las vistas desde su casa.

¿Bonitas, eh? (risas)

Los ritmos que utiliza podrían definirse más como rock que como blues tuareg. ¿Cree que la batería define su sonido?

No creas, hay una gran cantidad de grupos haciendo música moderna tuareg que utilizan la batería. Es verdad que le imprimimos algo más de energía, pero nunca he pensado si hago rock, blues u otra cosa.

¿Y su guitarra? ¿por qué suena diferente a todo el resto de los músicos de blues tuareg?

Es mi estilo. Aunque hay una manera de tocar blues tuareg muy específica, intento buscar sonidos alrededor de estos acordes y escalas para que suenen a mi manera con un ritmo quizá más acelerado. Cuando trabajaba en la escena de Agadez, en las bodas o bautizos, no teníamos bajo, así que teníamos que acompañar con guitarras, ¡y muchas veces sólo había una para todo! La base de mi sonido es que mezclo el acompañamiento con los solos al mismo tiempo. No hace falta ser un virtuoso, pero hay una manera muy especial de tocar que tenemos en el Norte de Níger que hemos aprendido unos de otros. Añadimos una pequeña melodía al mismo tiempo que hacemos ritmos con acordes especiales. Yo he encontrado mi propio camino a través de esos acordes. En España, en el flamenco, también usáis acordes diferentes, ¿no es así?

Claro, por eso suena también distinto.

¡A ver si me los enseñas! ¿Quedamos pasado mañana?

Genial pero ¡usted toca primero!

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